30 octubre 2013

Viva la vida

























Me encantan estos momentos en la vida en que no hay suficiente tiempo para ser feliz. Las épocas en que la casa se te queda hecha una mierda porque hay tantas cosas que te mantienen ocupada y contenta y desconcentrada. Cuando dices “sí, por favor” muchas más veces que “no lo sé, creo que tengo que ir a dormir”. Cuando el sueño te mata pero aun así te quedas para otro vinito más. Cuando pides la cuenta pero el camarero te llena la copa. Cuando hay muchos besos en las sombras de un bar escondido y cuando no sabes exactamente cómo vas a poder soportar tanto querer estar ahí, en ese momento exacto, en aquella sombra sospechosa. Cuando quieres que el mundo cese de existir, que sólo haya besos y acaricias, así hasta el fin de los tiempos.

Asumir las responsabilidades nuevas es un reto ahora como estoy. Pero para eso está el cuervo que me he tatuado hoy en mi brazo. Vigila silencioso y para cuando haga falta me dará un toque. Y sacará conversaciones interesantes con la calavera. Luego está la chica ésta, tratando de asumir todo lo bueno que tiene entre las manos, intentando no volverse loca por toda esta felicidad que le ha tocado vivir este mismo instante.  




imagen: ni puta idea, lo siento.

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