Tantas veces me dices que no sabes lo que me pasa por la
cabeza. Que hay un muro impenetrable que no deja entrar a nadie dentro. Pero
verás que cuando escribo, dejo una puerta entreabierta y si pasas por ella,
encontrarás miedo, confusión e inseguridad. Lo de fuera es toda una construcción frágil
que por nada se viene abajo.
Pero eso ya lo sabes porque has visto lo que hay, y aun
así me sigues queriendo. A pesar de todas las imperfecciones, riñas, los momentos
duros y difíciles, sigues a mi lado. Y yo te quiero por eso, igual que te quiero por tu
sinceridad, tu bondad infinita y tu rigidez moral y política. Por todas las
cosas que me has enseñado. Cómo se es brillante sin ser arrogante. Empatía y
compasión. Respeto. Trabajar sin descansar para superarse siempre. Vivir y
morir por y para el arte.
Espero que esto sólo sea el inicio de un largo viaje. Ojalá pueda
iluminar tu camino como tú has iluminado el mío.
Porque tú, mi querido compañero, has encendido la luz en mi corazón.
imagen: via Pinterest, guardado desde darksilenceinsuburbia.tumblr.com