Hay que ser muy valiente para amar a alguien y cobardes somos la mayoría.
Muchas veces me he sentido como una pajarita atrapada en una
jaula, muriéndose de tristeza al ver el cielo y no poderlo alcanzar. En otras
ocasiones he creído haber podido atrapar al pajarito, poderlo tener capturado
todo para mí, intentando tener cuidado para no dejarlo escapar jamás.
La verdad es que al pajarito no lo puedes atrapar. Va y
viene como quiere. Si eres muy afortunada, vuelve la tarde siguiente. Y la
siguiente también. Al que no vuelva le
damos las gracias por haberse pasado por nuestras vidas y le deseamos suerte.
Un día puede que se nos presente uno que se mete dentro de la jaula todo solito. A él
le dejamos la puerta abierta y vemos qué tal avanza la cosa.
Y, si logramos a superar el miedo… es cuando empieza la verdadera aventura.
(No pienso
convertir este espacio en un sitio sentimentaloide, no hay motivo como para
alarmarse.)
imagen: Banksy