24 septiembre 2013

Una historia de amor

























Hace ocho años dije que aquí me quería quedar.

Venir a Madrid fue como terminar un largo viaje y llegar a casa, alcanzar por fin el destino final.

Adoro esta ciudad. Su luz, sus calles, su gente. 

Adoro las infinitas aventuras que tiene.
 
Adoro las noches que empiezan por unas cañas y acaban en un recoveco donde el whisky se sirve hasta que la noche dé bienvenida a la luz del día.
  
Adoro la Gran Vía pronto por la mañana de un domingo cuando el asfalto huele a recién regado.

Adoro las noches calurosas cuando todo el mundo suda y se siente vivo.          

Adoro los planes espontáneos que surgen después de la medianoche.

Adoro las señoras mayores con sus tacones y sus labios pintados de rojo.

Adoro las tardes de domingo en invierno, cuando atardece pronto pero que aún queda tiempo para ir al cine.

Adoro los días de lluvia cuando las luces del tráfico se convierten en millones de piedrecillas translúcidas.

Adoro los bares de viejos donde el vermut se sirve de grifo.

Adoro los caballeros desconocidos que te llevan las bolsas de compra.

Adoro la vitalidad, la alegría, la energía y el pulso que tiene Madrid.

Es aquí donde llevo ocho años viviendo, disfrutando, amando, sufriendo y creciendo. Y espero que la aventura, la nuestra historia de amor, sólo acabe de empezar.





imagen: juan manuel cabezas

21 septiembre 2013

Respirar es inspirar

























Así que me he ido de vacaciones.

He descubierto que si miras fijamente el mar por varias horas, empiezan a surgir cosas. Sueños y recuerdos que te pueden ser de gran valor. He vuelto sintiéndome ligera y transparente. Y con un objetivo para los siguientes meses:

Aprender a respirar. Y a mantener las cosas  lo más simples posibles.




imagen: si alguien sabe de quién es, qué me lo diga y lo pongo aquí. ¡gracias!

08 septiembre 2013

El sonido del mar





Mañana voy a escuchar el sonido del mar más bonito del mundo (¿Cómo se consigue ser parte del jurado de los mejores sonidos del mar? ¡Yo quiero!).  Eso, si no me quedo dormida y pierdo el vuelo otra vez, claro. Pero que esta vez tengo un truco de garantía: le he pedido a mi madre que me llame y que me despierte. ¡Benditas sean las madres por cuidarnos, independientemente de la edad que tengamos!

Así que con bastante seguridad me voy a la tierra que tanto tiempo llevo deseando conocer, la tierra del mar y del frío y de los mariscos y de los hombres barbudos. 

Esto de viajar sola es toda una aventura, ¡no voy así de entusiasmada desde el colegio, creo! 

Me he propuesto unos objetivos para el viaje:

* Ir a la playa por mucho que sea llevando parka.
* Leer un par de libros que tengo pendientes desde hace una eternidad  (el último de Zadie Smith y el último de Jeffrey Eugenides, sí o sí. Si me da tiempo, tengo a Bukowski, claro).
* No acercarme a un ordenador ni nada que se parezca mínimamente a un aparato electrónico, móvil incluido.
* Emborracharme con desconocidos.
* Ver, escuchar y olisquear el mar que tanto echaba de menos. Sentir su presencia tranquilizadora y conciliadora. Perderme en su movimiento, relajarme al ver su infinidad. Respirar hasta el fondo y decir ¡estoy viva!

Ya les contaré qué tal la experiencia. Viajo con muy poco peso y con el alma abierta a las aventuras. Sintiéndome libre y fuerte, con ganas de que el viento del Atlántico me lleve a sitios antes desconocidos.


 

imagen: no tengo ni idea, otra vez, very sorry.