08 septiembre 2013

El sonido del mar





Mañana voy a escuchar el sonido del mar más bonito del mundo (¿Cómo se consigue ser parte del jurado de los mejores sonidos del mar? ¡Yo quiero!).  Eso, si no me quedo dormida y pierdo el vuelo otra vez, claro. Pero que esta vez tengo un truco de garantía: le he pedido a mi madre que me llame y que me despierte. ¡Benditas sean las madres por cuidarnos, independientemente de la edad que tengamos!

Así que con bastante seguridad me voy a la tierra que tanto tiempo llevo deseando conocer, la tierra del mar y del frío y de los mariscos y de los hombres barbudos. 

Esto de viajar sola es toda una aventura, ¡no voy así de entusiasmada desde el colegio, creo! 

Me he propuesto unos objetivos para el viaje:

* Ir a la playa por mucho que sea llevando parka.
* Leer un par de libros que tengo pendientes desde hace una eternidad  (el último de Zadie Smith y el último de Jeffrey Eugenides, sí o sí. Si me da tiempo, tengo a Bukowski, claro).
* No acercarme a un ordenador ni nada que se parezca mínimamente a un aparato electrónico, móvil incluido.
* Emborracharme con desconocidos.
* Ver, escuchar y olisquear el mar que tanto echaba de menos. Sentir su presencia tranquilizadora y conciliadora. Perderme en su movimiento, relajarme al ver su infinidad. Respirar hasta el fondo y decir ¡estoy viva!

Ya les contaré qué tal la experiencia. Viajo con muy poco peso y con el alma abierta a las aventuras. Sintiéndome libre y fuerte, con ganas de que el viento del Atlántico me lleve a sitios antes desconocidos.


 

imagen: no tengo ni idea, otra vez, very sorry.

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